Rol de la energía solar en el medio ambiente

«Invertir en energía solar es invertir en el planeta, es muy beneficiosa a nivel de medio ambiente y salud, ya que reduce la dependencia de los combustibles fósiles«

El cambio climático ya presente está contribuyendo a graves problemas ambientales y de salud pública, tales como fenómenos meteorológicos, aumento del nivel del mar y cambios de ecosistemas. La energía solar disminuye la emisión de gases que favorecen el efecto invernadero y día tras día aumenta el número de propietarios de viviendas y servicios públicos que eligen la energía solar como fuente de energía. El incremento del uso de la energía solar se da paso a paso.

Segura, sostenible y respetuosa con el medio ambiente son las tres características fundamentales que definen a este tipo de energía. La energía solar no contamina con CO2. El uso continuado de combustibles fósiles genera elevados niveles de dióxido de carbono y contaminación. Esta contaminación por CO2 provoca peligrosos problemas sanitarios y contribuye al cambio climático. El CO2 tiene un impacto nocivo para el medio ambiente ya que modifica los patrones climáticos, eleva el nivel del mar y aumenta el daño ecológico.

La luz solar es gratis, infinita y fácilmente accesible, a diferencia de los combustibles fósiles que deben explotarse, extraerse y transportarse. Estos procesos provocan una importante degradación geológica y ecológica, además de entrañar un riesgo de desastre ecológico como suponen, por ejemplo, los vertidos de petróleo.

Aunque se puede generar energía solar usando una gran variedad de tecnologías, la gran mayoría de celdas inician como cuarzo, la forma más común de sílice (dióxido de silicio), el cual se refina a silicio elemental. El cuarzo se extrae de minas, la refinación inicial convierte el cuarzo en silicio de grado metalúrgico, una sustancia que se usa principalmente para endurecer el acero y otros metales esto sucede en grandes hornos. Afortunadamente, los niveles de las emisiones resultantes, en su mayoría dióxido de carbono y dióxido de azufre, no causan mayor daño.

La energía solar genera un desarrollo sostenible, el sol al ser una fuente natural de energía hace que el uso de plantas solares motive al sostenimiento energético y sustentable, así como al pensamiento innovador. Menos producción de dióxido de carbono: el sistema fotovoltaico ayuda a reducir la emisión de gases con efecto invernadero.