Ucrania ha inaugurado en octubre pasado una planta de energía solar en la localidad de Chernóbyl, que aún se resiente del peor accidente nuclear de la historia, ocurrido ya hace más de tres décadas.
La central nuclear permanece encerrada en un sarcófago gigante para contener las emisiones radiactivas, aunque la zona sigue deshabitada, visitada solamente por turistas a quienes dirigen unos guías pertrechados con medidores de radiación. En el primer intento de reactivar Chernóbyl, se ha construido una planta de energía solar constituida por 3.800 paneles con capacidad para abastecer a 2.000 apartamentos. Es la primera vez que el lugar se usa para la generación de energía desde el año 2000, cuando los remanentes de la central nuclear de Chernóbyl fueron cerrados. «Ahora vemos un nuevo retoño, todavía pequeño, débil», ha valorado, por su parte, la jefa de la central nuclear, Valery Seyda.
La planta de energía solar, un proyecto conjunto de la empresa ucraniana Rodina y de la alemana Enerparc valorado en un millón de euros, espera beneficiarse de las políticas de estímulo a las energías renovables.