Un estudio suizo señala que generar energía solar a gran altitud permite satisfacer mejor la demanda invernal por la mayor irradiación, la reflexión de los rayos en la nieve y la menor superficie necesaria
El planeta necesita urgentemente modelos sostenibles de producción energética. Entre los sectores que ofrecen nuevas perspectivas, está el de la energía solar. Un reciente estudio, realizado en Suiza, asegura que la instalación de paneles fotovoltaicos en territorios de alta montaña con nieve permite incrementar la producción de electricidad en invierno y así hacer frente mejor al aumento de la demanda en los meses fríos. Los autores indican que algunos de los factores que favorecen la generación de la energía solar en la montaña son la mayor exposición a la irradiación solar con respecto a las zonas de baja altitud y el fenómeno de reflexión de los rayos en la nieve (albedo). Sin embargo, aspectos como el posible rechazo de las poblaciones locales a la instalación de infraestructuras adecuadas despiertan dudas sobre la viabilidad de este escenario.
El estudio, publicado en la revista PNAS, explica que en las zonas de medias latitudes el aprovechamiento de la energía solar cambia según el periodo del año. En verano la producción es alta, mientras que en invierno se reduce. Esta limitación choca con la demanda de los usuarios, que aumenta en los meses más fríos.
Algunas características de las zonas de alta montaña permiten aprovechar mejor la energía solar en los meses invernales, continúan los investigadores responsables de este artículo científico, procedentes de la École Polytechnique Fédèrale de Lausana y del Institute for Snow and Avalanche Research de Davos (Suiza). Una de ellas es que la densidad de la atmósfera es menor que en las zonas de baja altitud, y así la irradiación solar se absorbe menos. Además, en invierno normalmente están ausentes fenómenos meteorológicos como la niebla y las nubes bajas. Otra de las características fundamentales de áreas elevadas como los picos alpinos es la presencia de la nieve, que refleja los rayos solares.
Los autores subrayan que para aprovechar esos factores es clave estudiar correctamente la inclinación de los paneles fotovoltaicos. Eso implica que se instalen en posición más vertical de lo habitual, especifican. La conclusión a la que llegan es que la combinación de todos estos aspectos hace que en las regiones de mayor altitud se puede llegar a generar la misma cantidad de energía solar anual que en las de baja altitud, pero con mayor productividad en invierno. Al comparar la superficie necesaria en Suiza para satisfacer la misma demanda (12 teravatios en un año) en los dos casos, la que hace falta en alta montaña resulta ser de hasta 10 kilómetros cuadrados —lo que corresponde a 1.000 campos de fútbol— menor.
“La energía fotovoltaica es una fuente clave para la producción futura de electricidad”, asegura Annelen Kahl, coautora del estudio. “Por eso es importante no solo producirla de manera más eficiente, sino también en el momento adecuado”, agrega. Desde un punto de vista técnico, especifica, la viabilidad de este planteamiento depende de las características de cada lugar en el que se pretenda ponerlo en marcha. Muchas áreas de los Alpes, pone como ejemplo, ya cuentan con infraestructuras como carreteras y edificios “que pueden funcionar como base para aplicar paneles solares”. Las centrales hidroeléctricas, agrega, representan una base ideal, “porque la red energética de conexión ya existe”.
La investigadora cree que se puede pensar tanto en grandes parques solares como en pequeñas instalaciones para autoconsumo. En particular, considera “especialmente atractiva” la posibilidad de que comunidades locales autofinancien la producción y el almacenamiento de la electricidad para lograr la independencia energética.