La estructura por si misma está lejos de ser impresionante, tiene apenas unos 12 metros de largo, lo justo para que los peatones puedan atravesar uno de los canales de la ciudad. Para su creación se han utilizado más de 4.500 kilos de acero inoxidable.
El proyecto se tomó su tiempo, dado que dio inicio en 2015. Su construcción en sí, es decir la impresión, tomó unos 6 meses e involucró a cuatro robots de uso industrial. El puente está ubicado en la zona roja de la ciudad. Esto ha hecho que las autoridades destaquen el valor cultural de la obra. Se espera que los interesados en diseño y arquitectura se acerquen al vecindario para apreciar el puente y esto cambie un poco como se percibe la zona.
Así que si alguna vez pasas por Ámsterdam puedes visitar la zona roja, para apreciar la arquitectura.
El puente tiene asegurados dos años de servicio, mientras tanto las autoridades aprovecharán para reparar la pasarela que ocupaba anteriormente su posición. Durante el tiempo en que esté en uso se realizarán estudios para evaluar sus resistencia y estado.
Por el momento se ha calculado que la resistencia es similar a la que se obtiene con el acero laminado, y en algunos casos superior.