El proyecto reside en el lanzamiento en 2035 de una flota de paneles solares gigantes cuya matriz solar espacial enviará una cantidad similar de electricidad a la red a la que puede aportar actualmente una central nuclear.
Con una idea que parece sacada del campo de la ciencia ficción (sin ir más lejos, la idea de la energía solar basada en el espacio se remonta a un cuento de 1941 del autor de ciencia ficción Isaac Asimov y a un artículo de 1968 en la revista Science), al no existir nubes que obstaculicen la entrada de los rayos del sol, la estación sería una fuente de energía constante de cero emisiones.
Chongqing ha sido elegida como la sede para iniciar la construcción de esta innovadora central de energía solar espacial que comenzará las pruebas a finales de este mismo año, con la esperanza de contar con una estación de energía solar de megavatios para 2030. Entraría en funcionamiento en 2035 y funcionaría a pleno rendimiento en 2050.
Además de enviar energía limpia a la Tierra, la planta de energía solar espacial también podría impulsar misiones más complejas y más lejanas en el espacio, siempre que el rayo láser que transmitiría la energía sea lo suficientemente preciso para apuntar a cualquier nave que se vaya a lanzar o haya lanzado para explorar el cosmos.
Aunque el proyecto se inició originalmente hace tres años con 15,4 millones de dólares para el programa espacial de energía solar espacial, acabó retrasándose con objeto de analizar la viabilidad, la seguridad y el coste de la iniciativa. Finalmente, el proyecto se retomó en junio de 2021 y la construcción finalizará a finales de año.
Una vez se envíen los primeros satélites a la órbita, la intención es que la estación en órbita esté funcionando día y noche. Tener una matriz de paneles solares en órbita a más de 36.000 kilómetros sobre la Tierra en órbita geoestacionaria permitiría a la central eléctrica evitar la sombra de la Tierra y recolectar la luz solar 24 horas al día, 7 días a la semana.
Las ventajas de la tecnología incluyen el hecho de que siempre es mediodía en el espacio, por lo que las superficies colectoras podrían recibir una luz solar más intensa que en la Tierra.