Japón está intensificando sus esfuerzos para desarrollar su tecnología de reciclaje de baterías y garantizar un suministro estable de materiales para baterías, ya que se espera que la demanda de baterías de almacenamiento siga aumentando.
El reciclaje de los materiales de las baterías se ha convertido en una tendencia cada vez más extendida entre las economías avanzadas. Pero Japón tiene pocos recursos nacionales y actualmente depende casi por completo de las importaciones de metales críticos para producir baterías. Los materiales de las baterías incluyen el litio, el cobalto y el níquel.
Japón podría tener dificultades para conseguir suficientes metales para baterías en un mercado internacional cada vez más competitivo, puesto que las fuentes de suministro ya son limitadas.
La preocupación por la estabilidad de los suministros también ha ido en aumento, especialmente tras la invasión rusa de Ucrania en febrero, que perturbó el comercio mundial de materias primas.
En Japón se ha avanzado poco en el reciclaje de baterías, en gran parte debido a los elevados costes asociados al proceso. Por ahora casi no hay metales para baterías que puedan suministrarse mediante el proceso de reciclaje, según el Ministerio de Comercio e Industria del país, Meti.
Seis empresas japonesas, entre ellas Sumitomo Metal Mining, JX Nippon Mining and Metals, Sumitomo Chemical, Kanto Denka Kogyo, Jera y Nissan Motor, colaboran ahora en el desarrollo de una tecnología de reciclaje muy sofisticada para recuperar metales raros, principalmente de las baterías usadas de los vehículos eléctricos. Las empresas cuentan con el apoyo de la agencia estatal de investigación energética Nedo. Con este proyecto, Japón pretende establecer la tecnología necesaria para alcanzar una tasa de reciclado del 70 por ciento para el litio, 95 por ciento para el níquel y 95 por ciento para el cobalto en el año fiscal abril de 2030-marzo de 2031.
El grupo industrial Battery Association for Supply Chain ha solicitado previamente al gobierno que establezca lo que denomina una cadena de suministro «de batería a batería», en la que la proporción de uso de baterías recicladas superaría idealmente a la de baterías no recicladas en torno a 2040, mientras Tokio promueve la expansión de la inversión en el extranjero para asegurar los materiales de las baterías.
Según Meti, se espera que la capacidad nacional de producción de baterías de iones de litio de Japón alcance los 150 GWh/año en 2030, lo que supondría multiplicar por ocho los 20 GWh/año actuales.
Para alcanzar su objetivo, Japón necesita conseguir 100.000 t/año de litio, 90.000 t/año de níquel, 150.000 t/año de grafito, 20.000 de t/año de cobalto y 20.000 t/año de manganeso.
Meti también calcula que la capacidad de producción mundial de baterías de iones de litio en Japón será de 600 GWh/año en 2030, frente a los 40 GWh/año actuales. Para ello se necesitarán 380.000 t/año de litio, 310.000 t/año de níquel, 600.000 t/año de grafito, 60.000 t/año de cobalto y 50.000 t/año de manganeso.
Tokio está debatiendo ahora la inclusión de las baterías de almacenamiento en la lista de materiales considerados vitales para garantizar el modo de vida y el crecimiento económico del país, ya que son necesarias para ampliar el uso de vehículos eléctricos y electricidad renovable, en línea con el objetivo del país de lograr una sociedad neta cero para 2050.
Japón pretende sustituir por completo las nuevas ventas de automóviles de pasajeros por VE -como VE de batería, de pila de combustible, híbridos enchufables e híbridos- para 2035. El gobierno también pretende electrificar entre el 20 y el 30% de los vehículos comerciales pequeños de nueva venta para 2030.
Las baterías de almacenamiento también se han considerado una fuente de energía de reserva necesaria en Japón, para aumentar el uso de las inestables energías renovables dependientes del clima. Japón se ha fijado como objetivo que las energías renovables representen entre el 36 y el 38% de su mix energético para 2030-31, el doble del 18% de 2019-20.
Además de las baterías de almacenamiento, las instalaciones de energía renovable también requieren metales raros en el proceso de construcción. Japón pretende desarrollar 10 GW de energía eólica marina para 2030, lo que requerirá 115.000 t/año de cobre y 1.060 t/año de neodimio, según Meti. Estas necesidades equivalen a alrededor del 10% del consumo total de cobre del país, que fue de 1,06 millones de toneladas, y a alrededor del 23% del consumo de neodimio, que fue de 4.624 toneladas en 2018.