El 31 de enero el Gobierno confirma el primer caso de coronavirus en España (un turista alemán en la isla canaria de La Gomera). El 25 de febrero la Generalitat de Cataluña anuncia el primer caso de Covid-19 en la península ibérica (una italiana residente en Barcelona que acababa de regresar de Milán). El 14 de marzo el Ejecutivo decreta el estado de alarma. Pues bien, a pesar de todo, entre el 1 y el 20 de marzo de este año que nos lleva, la eólica ha producido 4.261 gigavatios hora en España, un 25% más que durante el mismo periodo de 2019. España supera hoy los 25.700 megavatios de potencia eólica acumulada. Hay en el país 1.203 parques; 20.940 aerogeneradores instalados. Exceptuando Madrid, hay parques en todas las autonomías españolas. El sector eólico está muy distribuido además. La industria (centros de fabricación) está presente en 16 de las 17 comunidades autónomas. El sector eólico nacional es el tercer exportador de aerogeneradores del mundo, solo por detrás de Dinamarca y Alemania). Las exportaciones del sector ascendieron en 2018 (último dato consolidado) a 2.181,5 millones de euros, frente a unas importaciones de 863,8 millones de euros. El sector da trabajo a 24.000 personas en España (13.000 empleos directos); produce aquí máquinas y componentes (buena parte de los cuales exporta); y genera más kilovatios hora que las centrales de ciclo combinado, evitando así la importación de combustibles fósiles como el gas (las centrales de ciclo combinado generan electricidad quemando gas natural). Evitando así esas importaciones, que le han costado a España más de 7.500 millones de euros en 2019 (20 millones de euros cada dia) y que además generan emisiones de gases de efecto invernadero
«El sector eólico es estratégico para el país y nuestras empresas están absolutamente comprometidas con la situación actual. El esfuerzo es máximo para que los 1.203 parques eólicos puedan continuar produciendo electricidad, las fábricas sigan suministrando componentes, los parques en construcción continúen sus obras y las empresas de servicios puedan llevar a cabo su función de soporte a la industria. Todas y cada una de las empresas, grandes y pequeñas, estamos comprometidos para que el impacto del Covid-19 sea el menor posible a nivel humano, social y económico.
«El esfuerzo del sector eólico se traduce en una producción de electricidad segura y eficiente, y una cadena de suministro solvente. En los primeros 20 días de marzo (1-20/Marzo 2020), la eólica ha producido 4.261 GWh, un 25% más que el mismo periodo de 2019. Nuestra aportación al mix energético del país, así como la contribución al PIB español gracias al tejido industrial de nuestras empresas, nos convierte en uno de los sectores estratégicos del país.
«La dependencia de nuestras empresas de la cadena de suministro europea y mundial de las materias primas y los componentes es relativa en comparación a otros mercados, mucho más expuestos. A medida que el virus Covid-19 se ha extendido por los distintos continentes, se podrían crear ciertos retrasos en algunos servicios, pedidos y en la logística. Hablamos de posibles retrasos, no de pérdida de la actividad. No obstante, según el análisis reciente de WindEurope, los efectos serán moderados en las cadenas internacionales de suministro de la eólica. Actualmente, es demasiado pronto para juzgar los efectos en la producción y en los ingresos del sector. Lo que sí es cierto es que nuestras empresas cuentan con gran capacidad de resiliencia como se ha demostrado en épocas pasadas. Y la resiliencia cobra valor cuando hay que gestionar situaciones tan excepcionales como la provocada por la crisis sanitaria actual.
«La industria eólica, como el resto de las industrias del país, gestionará el efecto del Covid-19. Es responsabilidad de todos que el impacto sea el menor posible. La mayoría de los proyectos que están en marcha en nuestro país no están sujetos a plazos administrativos cerrados de finalización, como era el caso de las últimas subastas, aunque sí que puede haber trámites administrativos, como el acceso y conexión a la Red o las autorizaciones de explotación, que al quedar suspendidos, habrá que retomar una vez se abandone el estado de alarma. De igual forma, en AEE estamos tratando de encontrar soluciones para facilitar los traslados necesarios de los profesionales para el mantenimiento de las instalaciones, cumpliendo con las estrictas medidas de seguridad y salud que se requieran. A este respecto, una homogeneización de criterios para los desplazamientos profesionales a nivel nacional facilitaría la adopción de soluciones.