Hoy es el Día Mundial de la Biodiversidad, es decir, el día de todas las especies del planeta. Pero la situación de la biodiversidad mundial es extremadamente alarmante debido a la acción humana. La tasa de extinción de especies es de entre 100 y 1.000 veces superior a la que se consideraría natural y una de cada ocho especies se encuentra al borde de la extinción. Tanto es así, que a esta crisis de la biodiversidad se la considera como la sexta extinción masiva de especies de la historia de la Tierra.
Muchas especies ya se han extinguido gracias al ser humano, como el tigre de Tasmania (Thylacinus cynocephalus) o a vaca marina de Steller (Hydrodamalis gigas). Y muchas otras van van por el mismo camino. Por eso hoy lanzamos la campaña #RIPBiodiversidad, en la que recuperamos las esquelas de los periódicos en papel para denunciar esta pérdida masiva de especies. ¿Seremos capaces de evitar que estas especies se extingan? Programas de recuperación basados en la mejor ciencia posible son fundamentales para evitar que lleguen a finalmente a desaparecer. Hay ejemplos de algunos casos que están funcionando bien, como el caso del lince ibérico (Lynx pardinus).
Pero no podemos, como dice la expresión, “ir apagando fuegos”, centrar nuestros esfuerzos exclusivamente en salvar esta u otra especie que está a punto de desaparecer. Necesitamos un cambio de paradigma. Necesitamos ir a las raíces del problema, a las causas, para cambiarlas radicalmente y convertirlas en el modo de promocionar la biodiversidad, las especies, la vida, y por la tanto, en última instancia, promocionarnos a nosotros mismos.
¿Cómo hemos llegado a esta crisis de biodiversidad?
Son cinco las causas principales:
Cambios en los usos del suelo: La expansión de las superficies artificiales para infraestructuras, núcleos urbanos, ganadería o agricultura intensiva, entre otros, destruye los ecosistemas naturales que albergan la diversidad de especies (biodiversidad).
Explotación directa de especies: El caso más evidente es el de la sobrepesca, que amenaza gravemente la vida marina. El 66% de los océanos muestra una alteración severa por el impacto humano, lo que está provocando el declive en la cantidad y diversidad de vida marina.
Cambio climático: El aumento de la temperatura, la acidificación de los océanos o las sequías agravan la situación de vulnerabilidad de numerosas especies, que en el caso de no poder migrar o adaptarse al nuevo contexto acabarían por extinguirse.
Contaminación: La contaminación del aire, el agua y el suelo se ha incrementado con el aumento de las actividades humanas y se ha extendido miles de kilómetros hasta llegar a algunos de los lugares más remotos del planeta. La invasión de los mares por el plástico es su cara más visible, pero la Tierra se encuentra plagada de sustancias químicas tóxicas que suponen una amenaza para numerosas especies animales, que no son capaces de sobrevivir en esas condiciones, e incluso para la propia especie humana.
Especies invasoras: La globalización ha provocado un desplazamiento masivo de personas y mercancías. Con ellos viajan también otras especies capaces en muchos casos de instalarse en nuevos ecosistemas desplazando a las especies nativas y generando un gravísimo problema ecológico.