Un argumento tradicional para el uso continuo de combustibles fósiles ha sido su alto rendimiento energético en la inversión de energía. Esto se refiere a la proporción de cuánta energía producirá una fuente, como el carbón o el petróleo, en comparación con la cantidad de energía que se necesita para extraerlo.
Anteriormente, los ratios estimados para el retorno de la inversión de energía (EROI) han favorecido a los combustibles fósiles sobre las fuentes de energía renovables. Para el petróleo, el carbón y el gas se calculan generalmente unas relaciones de más de 25:1, lo que significa que aproximadamente un barril de petróleo usado produce 25 barriles para volver a la economía energética. Las fuentes de energía renovable a menudo tienen relaciones estimadas mucho más bajas, por debajo de 10:1.
Sin embargo, estas relaciones de combustibles fósiles se miden en la etapa de extracción, cuando el petróleo, el carbón o el gas se eliminan del suelo. Estas relaciones no tienen en cuenta la energía necesaria para transformar el petróleo, el carbón y el gas en combustibles terminados, como la gasolina utilizada en los automóviles o la electricidad utilizada por los hogares.
Un nuevo estudio, en colaboración con científicos del Instituto de Investigación de Sostenibilidad de la Universidad de Leeds (Reino Unido), ha calculado el EROI para combustibles fósiles durante un período de 16 años y ha comprobado que en la etapa de combustible terminado, los índices son mucho más cercanos a los de las renovables, de aproximadamente 6:1, y potencialmente tan bajas como un 3:1 en el caso de la electricidad.
El estudio, realizado como parte del programa del Centro de Investigación de Energía del Reino Unido y publicado este jueves en ‘Nature Energy’, advierte de que el aumento de los costos energéticos de la extracción de combustibles fósiles hará que las proporciones continúen disminuyendo, empujando los recursos energéticos hacia un precipicio de energía neta’, es decir, cuando la energía neta disponible para la sociedad disminuye rápidamente debido a las crecientes cantidades de energía ‘parásita’ requerida en la producción de energía.
Los investigadores enfatizan que estos hallazgos son un buen argumento para acelerar rápidamente la inversión en fuentes de energía renovables y que la transición de las energías renovables puede detener, o revertir, la disminución de la EROI global en la etapa de combustible terminado.
El coautor del estudio, el doctor Paul Brockway, experto en modelos de economía de la energía en la Escuela de la Tierra y el Medio Ambiente en Leeds, señala que «medir el rendimiento energético de la inversión de combustibles fósiles en la etapa de extracción da la impresión engañosa de que tenemos mucho tiempo para una transición de energía renovable antes de las restricciones de energía son una preocupación».
«Esas mediciones esencialmente predicen la producción potencial de energía de fuentes recién extraídas, como el petróleo crudo -añade en un comunicado-. Pero el petróleo crudo no se usa para calentar nuestras casas o alimentar nuestros autos. Tiene más sentido que los cálculos tengan en cuenta dónde entra la energía en la economía, y so nos acerca mucho más al precipicio».
Por ello, considera que «las proporciones solo continuarán disminuyendo porque estamos llegando rápidamente al punto en que todas las fuentes de combustibles fósiles de fácil acceso se están agotando. Al aumentar la inversión en fuentes de energía renovable, podemos ayudar a garantizar que no caigamos al límite».
La coautora del estudio, la doctora Lina Brand-Correa, experta en aspectos sociales del uso de la energía en el proyecto Living Well within Limits (LiLi) en Leeds, cree que se hace demasiado énfasis en los costos económicos iniciales de la transición a la energía renovable.
«La infraestructura renovable, como los parques eólicos y los paneles solares, requieren una gran inversión inicial, que es una de las razones por las que sus tasas de retorno de la inversión de la energía han sido tan bajas hasta ahora –admite–.
Pero el retorno energético promedio de la inversión para todos los combustibles fósiles en la etapa de combustible terminado disminuyó aproximadamente un 23 por ciento en el período de 16 años que consideramos. Esta disminución dará lugar a restricciones en la energía disponible para la sociedad en el no tan distante futuro, y estas restricciones pueden desarrollarse de manera rápida e inesperada».
«Una vez que se construya la infraestructura renovable y disminuya la dependencia de los combustibles fósiles, el rendimiento de la inversión en energía de las fuentes renovables debería aumentar –asegura la experta–. Esto debe ser considerado para futuras decisiones de inversión en políticas e infraestructura energética, no solo para cumplir con los compromisos de mitigación del cambio climático pero para garantizar que la sociedad siga teniendo acceso a la energía que necesita».