Por lo general, asociamos los ladrillos con un material contaminante. Así es, excepto por los ladrillos ecológicos o ecoladrillos. Hoy en día, el uso de ladrillos ecológicos es insólito, si bien históricamente se utilizaban de forma habitual materiales de construcción más sostenibles.
Entre otros, la paja, el barro o la madera, pongamos por caso. Actualmente, los ladrillos convencionales necesitan mucha energía para su fabricación con lo que el impacto ambiental es importante.
Eso sí, hay que reconocer que cada vez son más las iniciativas ecológicas que intentan reinventar o reemplazar los ladrillos tradicionales utilizando materiales sostenibles o propiciando una sostenibilidad con su uso que nos ayude a ahorrar energía. O, lo que es lo mismo, a compensar la huella de carbono actuando como aislante de la casa.
Así pues, definiremos los ladrillos ecológicos como aquellos cuya fabricación no supone un impacto ambiental tan grande como el de los convencionales. Tanto el tipo de materiales empleados como su proceso de fabricación y funcionalidad pueden determinar que los sean.
Estos son los principales tipos de ecoladrillos o ladrillos ecológicos y sus características:
- Los ladrillos de cenizas de carbón inventadas por Henry Liu en 1999 son una estupenda manera de reciclar las cenizas generadas en las centrales térmicas de carbón, al tiempo que se aprovechan sus altas temperaturas para su fabricación.
- Una versión similar, todavía en fase de prototipo, es el ladrillo negro propuesto por un equipo del MIT liderado por Michael Laracy y Thomas Poinot, que proponen fabricarlos a partir de los residuos que produce la industria del papel en la India. Su objetivo es conseguir una alternativa al tradicional ladrillo de arcilla roja para que aquel país no siga esquilmando sus recursos naturales, al tiempo que pueden aprovechar estos desechos.
- También son muy conocidos los ladrillos de cáñamo y paja o de cáscara de cacahuete. En ambos casos obtenemos ladrillos muy resistentes con grandes propiedades aislantes, que nos ayudan a ahorrar en la factura de la calefacción y del aire acondicionado mientras cuidamos el planeta.
- El ladrillo irregular que muestra la imagen que abre el post es un ejemplo de ladrillo convencional, pues está fabricado con arcilla, que sin embargo nos proporcionan ventajas ecológicas gracias a su capacidad aislante. Básicamente, son ladrillos que suman las formas geométricas de un triángulo y un rectángulo para que frenar el calor y así mantener la casa fresca. Igualmente, se consigue aislamiento acústico y la fachada puede quedarse tal cual, pues su aspecto resulta estético.
- Por otra parte, los ladrillos de tierra o arena comprimida resultan más caros y frágiles que los ladrillos convencionales o los bloques de hormigón, pero proporcionan un aislamiento muy superior. Es decir, necesitaremos realizar un aislamiento posterior que aumentará el gasto y la huella de carbono.
- En clave vanguardista, el Instituto Tecnológico de Massachusetts, en colaboración con el Lawrence Livermore National Laboratory, propone un novedoso material tan ligero como el aerogel, también denominado humo congelado. Es capaz de soportar hasta 160.000 veces su propio peso y puede producirse fácilmente con impresión 3D.
- También están esos ladrillos que no tienen un inventor conocido, muy utilizados gracias al boca a boca, y en esto internet tiene buena parte del mérito. Es el caso, por ejemplo, de los ecoladrillos confeccionados con residuos domésticos, como los ladrillos de plástico reciclado, ideales para hacer un muro o una pequeña casita. Para ello nos serviremos de botellas de plástico en las que introduciremos arena u otros residuos no orgánicos, como papel, cartón o bolsas de plástico. El objetivo es rellenarlas con materiales que aporten resistencia a las botellas. Una vez conseguido, las agrupamos en un molde en el que volcaremos cemento para rellenar los huecos. De este modo, cuando se sequen conseguiremos ladrillos de buen tamaño, que poder utilizar a modo de bloque.