La situación energética de Marruecos está vinculada a la singularidad del contexto local. Marruecos es un país que se enfrenta a la virtual ausencia de recursos energéticos fósiles identificados (hidrocarburos, carbón) y a una fuerte dependencia de las importaciones, que cubren más del 90% de las necesidades energéticas.
Como país en desarrollo, Marruecos ha experimentado desde principios del siglo XX un crecimiento continuo de la demanda de energía, vinculado a la industrialización, al desarrollo general de la economía y al aumento del nivel de vida. En los últimos veinticinco años, el crecimiento de la demanda ha sido de un promedio del 6-7% anual. Al mismo tiempo, ha surgido una nueva amenaza: el cambio climático, cuyo impacto puede ser potencialmente catastrófico en un país donde el agua desempeña un papel central.
Las autoridades marroquíes han puesto en marcha una estrategia proactiva y ambiciosa, cuyo principal pilar es el desarrollo de las energías renovables. Marruecos se ha dotado verdaderamente de los medios para alcanzar sus ambiciones y está empezando a cosechar los primeros frutos de esta estrategia.
La situación cambió durante la década de 1920. La explotación en gran escala de los depósitos de fosfatos, los más grandes del planeta, requería el establecimiento de una red ferroviaria para transportar la producción al puerto de Casablanca. La insuficiencia y la baja calidad del carbón local impulsó el uso de la electricidad para la tracción, lo que daría un impulso decisivo a la producción de energía eléctrica. El desarrollo del potencial hidroeléctrico de Marruecos es lo que atrae la atención de los ingenieros franceses. Se trata de aprovechar la elevada pluviosidad de la cordillera del Atlas, que puede alcanzar hasta 1.500 mm/año, volumen idéntico al de las zonas más húmedas del País Vasco, mientras que la media de las precipitaciones en Marruecos (346 mm/año) es más de la mitad de la de Francia (836 mm/año). Este desarrollo ha sido posible gracias a la completa «pacificación» del Atlas, que es atravesado por los principales ríos que pueden ser utilizados para grandes obras hidráulicas. La compañía Énergie électrique du Maroc (EEM) fue creada en 1924: se dedicará a la producción y transporte de electricidad.
La independencia, en 1956, llevó a una nueva organización del sector eléctrico. El Estado puso fin gradualmente a las concesiones y tomó el control del sector eléctrico, que se consideraba estratégico. La Oficina Nacional de Electricidad (ONE) fue creada en enero de 1963. Se encarga del «servicio público, la producción, el transporte y la distribución de la energía eléctrica» según el Dahir (Real Decreto) Nº 1-63-226, de 5 de agosto de 1963, por el que se crea este organismo. Posteriormente se convirtió en la Oficina Nacional de Electricidad y Agua Potable (ONEE). Este organismo se encuentra bajo la supervisión administrativa del Ministerio de Energía, Minas, Agua y Medio Ambiente (MEMEE).
En 1994, el decreto ley n° 2-94-503 permite el desarrollo de la producción independiente de electricidad por encima de 10 MW bajo contrato con la ONEE. Esta medida permite la aparición de productores privados, y en particular los primeros parques eólicos del país. En 2008, la Ley 16-08 aumenta el umbral de autogeneración de 10 MW a 50 MW.
2002: RATIFICACIÓN DEL PROTOCOLO DE KYOTO
Marruecos está firmemente comprometido con la lucha contra el cambio climático. En 1995 se ratificó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y en 2002 le tocó el turno al Protocolo de Kyoto. En 1996 se creó un Comité Nacional sobre el Cambio Climático.
2009: EL GRAN PUNTO DE CAMBIO
En 2009, Marruecos presentó la Estrategia Nacional de Energía para 2020, que tiene cinco ejes principales: optimizar la combinación de fuentes de energía en el sector de la electricidad; acelerar el desarrollo de las energías renovables, en particular la eólica, la solar y la hidroeléctrica; hacer de la eficiencia energética una prioridad nacional; atraer inversiones de capital extranjero en las fases iniciales de la producción de petróleo y gas; y promover una mayor integración regional. El objetivo principal es asegurar que la energía renovable (hidráulica, solar y eólica) represente el 42% de la capacidad instalada para 2020. Ese mismo año, se lanzó el Plan de Energía Solar de Marruecos. Se han identificado cinco sitios y el objetivo es alcanzar una capacidad de 2.000 MW en 2020. También en 2009 se presenta el Plan Nacional de Lucha contra el Calentamiento Global: establece los primeros objetivos de reducción de gases de efecto invernadero (GEI) en los sectores de la energía y la industria.
2015 : LA ELIMINACIÓN DE LOS SUBSIDIOS A LOS PRODUCTOS PETROLEROS
En el marco de la prosecución de las reformas estructurales, Marruecos da un paso decisivo al eliminar una serie de subvenciones que pesan sobre las finanzas públicas del país. En 2014 se suprimirán las subvenciones para el combustible de primera calidad y el aceite combustible. El 1 de enero de 2015, es el turno del diesel. A partir de ahora, todos los productos petroleros, con excepción del butano, ya no se beneficiarán de los subsidios. El gobierno se ha comprometido a seguir reformando mediante la completa liberalización del mecanismo de fijación de precios de los productos petrolíferos.