En esta semana de conmemoración del Día Internacional de la Mujer, celebremos que 2018 ha sido, sin duda, un año clave para el feminismo, también en este ámbito. En 2019 esta senda se está viendo reforzada con la publicación por parte de la Agencia Internacional de la Energía Renovable (IRENA) del primer informe sobre la perspectiva de género en el sector, titulado Energías renovables: una perspectiva de género.
El documento analiza el estado de participación de la mujer en dos entornos distintos: el contexto moderno, en el que las renovables desplazan o complementan la energía convencional; y el contexto de acceso a la energía, que se caracteriza por los esfuerzos para expandir el acceso a servicios energéticos modernos para todos y todas. Proporciona, además, información sobre las medidas que se necesitan para generar esta transición.
En el contexto moderno, uno de los resultados que destaca es que existe desigualdad de género en cuanto a la presencia femenina, que ocupa el 32% de los empleos en renovables. Tal y como ocurre en otros ámbitos, la participación de las mujeres en trabajos relacionados con la ciencia, la tecnología, la ingeniería o las matemáticas (STEM) es muy inferior a su presencia en empleos administrativos. Así pues, queda mucho por hacer para llegar a la igualdad real.
En el contexto del acceso a la energía, está demostrado que involucrar a las mujeres como agentes activos en el desarrollo de sistemas de energía renovable fuera de la red mejora la sostenibilidad de los proyectos y los indicadores de género.
Las proridades de una estrategia energética con perspectiva de género son: su incorporación en la formulación de políticas, diseño de programas e implementación de proyectos; el desarrollo de habilidades en asignaturas técnicas y no técnicas y en amplias competencias empresariales y de liderazgo; atraer y retener talento en el sector a través de políticas de conciliación tales como permiso parental, puestos a tiempo parcial, horarios de trabajo flexibles e igualdad de portunidades para el desarrollo profesional; reforzar la visibilidad de las diversas funciones que desempeñan las mujeres en la transición energética y ayudar a que las mujeres se conviertan en agentes de transformación social y económica en sus comunidades y territorios.
Establecer una perspectiva de género como pilar en las estrategias energéticas a todos los niveles producirá una transición más rápida y más inclusiva hacia las energías renovables, al tiempo que acelerarán el logro de múltiples Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En definitiva, esto solo se puede conseguir con nuestra participación equitativa.