Una empresa holandesa está produciendo «tulipanes de viento» para que la producción de energía limpia sea menos molesta.
Europa está trabajando para conseguir la neutralidad climática en 2050 (producir emisiones netas cero), pero la popularidad de las turbinas eólicas tradicionales no es la mejor. La razón principal es el ruido que producen y sus impactos ambientales adversos, como las aspas giratorias de las turbinas, que suponen una amenaza para la fauna voladora, como aves y murciélagos.
El desarrollo de las turbinas verticales plantea una solución a este problema.
Son más silenciosas y pequeñas y funcionan fácilmente con los cambios de dirección del viento. Unas cuantas colocadas en un tejado pueden cubrir gran parte del consumo energético de un hogar.
Una de las empresas que trabaja en una solución rentable es American Flower Turbines. Su singular forma es obra del empresario israelí Daniel Farb. Es el director general de la compañía que formó la filial de la UE Flower Turbines BV en 2019.
«La idea es combinar la eficiencia con el arte», dice el director regional Roy Osinga.
El futuro de la transición energética es que no hay una sola fuente de energía. Así que tenemos que utilizar múltiples fuentes».
Roy Osinga
Director Regional de la UE, Flower Turbines
La forma no es sólo para agradar a los ojos, sino que también tiene una aerodinámica que hace que los pequeños aerogeneradores produzcan más energía por metro cuadrado que los paneles solares en zonas ventosas.
La fabricación en Europa acababa de empezar justo antes de que llegara la pandemia.
«Nadie sabía lo que iba a pasar. Y en realidad, muy rápidamente, descubrimos que la demanda de soluciones verdes no se detuvo», dice Osinga. «Creo que estamos avanzando incluso más rápido porque la pandemia nos muestra realmente que tenemos que cambiar».
Los tulipanes eólicos ya están apareciendo en lugares públicos muy concurridos y en tejados urbanos de los Países Bajos y Alemania.