“La energía solar en Japón, se ha expandido rápidamente desde la década de 1990. El país asiático es uno de los líderes en la fabricación de módulos fotovoltaicos y se encuentra entre los primeros puestos en términos de energía solar fotovoltaica instalada”
El Gobierno introdujo una “tarifa de introducción” (FIT, por sus siglas en inglés) en julio de 2012 con la que obligó a las empresas eléctricas en Japón a comprar toda la energía renovable disponible derivada de la producción solar y eólica. Esta medida fue introducida poco después del Gran Terremoto del Este de Japón de 2011, cuando el país sufría escasez de energía eléctrica. El objetivo de esta medida era promover el uso de la energía renovable.
La planta solar flotante más grande del mundo está en construcción en Japón, alimentará a 5.000 hogares. Es la japonesa Kyocera la que vuelve a la carga con este nuevo proyecto, y para que nos hagamos una idea de su magnitud, sus diseñadores aseguran que la energía que pueden recoger al año sus placas solares es similar a la que podrían ofrecer 19.000 barriles de petróleo.
La intención de la compañía japonesa es aprovechar la superficie marítima, y de paso aliviar un poco los problemas de espacio que tienen en la isla asiática. Al mismo tiempo que proponen una solución más limpia para conseguir energía, algo que es muy importante para un país dependiente de plantas nucleares.
Pero esto de ninguna manera minimiza la grandeza de este proyecto, que fue una idea muy inteligente de aprovechar el agua cuando no hay tierra disponible -por lo menos no en las proporciones necesarias. Los paneles y el agua tienen una relación de retroalimentación: por un lado, estos módulos solares reducen la evaporación, y evita que se acumule flora marítima a su alrededor, como las algas. Por otro lado, el H2O hace que se produzca un enfriamiento que luego se convierte en electricidad.